Orquesta de Cámara San Martín en los Campos
Tan elegantes como la noche, sin las rígidas formas del frack o el smoking, vistieron de negro absoluto y con solo pisar el escenario recibieron extensas y sonoras ovaciones. La Orquesta de Cámara San Martín en los Campos, originaria de Reino Unido, comenzó el primero de dos conciertos en el Palacio de Bellas Artes, como si ya hubiera terminado, aplausos de pie como un mensaje directo de la piel hacia el oído que reconoció una exitosa trayectoria que data de 1959. Un violinista virtuoso de 46 años es el director actual de esta agrupación, Joshua Bell, quien sin soltar arco y violín se suma como concertino a la orquesta, desde ahí dirige, evidentes movimientos específicos del violín y la cabeza, indica la entrada de los alientos o las percusiones al festín de sonidos. La primera obra del programa, obertura de Las bodas de Figaro de Mozart, sirvió de muestra para comprender el entusiasmo abundante de la concurrencia. Como si de una coreografía se tratara, a la distancia se percibían los enérgicos movimientos de los músicos al hacer sonar los instrumentos. Más allá de lo visto normalmente en una combinación de movimientos físicos y sonidos firmes. De nuevo el aplauso multiplicó su volumen y aun vendrían una obra de Mendelsshon y la Heroica de Beethoven. ¿Cuánto pueden a la vez coincidir exactos en el instante los arcos sobre las cuerdas e idénticos en la intensidad? ¿Será la técnica o la disciplina? o ¿Será el ánimo por fabricar en el aire la armonía matemáticamente perfecta? Sea, cual sea, la razón es aquí ocurrió el efecto, el prodigioso efecto de la armonía perfecta, cuando la música redescubre su magna especialidad, exigir de todos el acuerdo para hipnotizar por el oído a los melómanos.
19 junio, 2015
Gracias x tu esfuerzo, ojalá que nuestro país esté pronto en condiciones para que todos podamos disfrutar de la cultura, un muy fuerte abrazo! Gabriel 12-A-201