VIVIR DE ESCRIBIR

Haré público algo que sólo existía en la privacidad de mi pensamiento.

A fin de que se entienda, cuento una historia absolutamente real.

Sucede que la menor de la familia, quizá por inquietud adolescente de colectar experiencias para construir su personalidad, plantea con frecuencia supuestos poco menos que imposibles.

“Qué harías si llegas a un restaurante y solo hay carne de rata y estás obligado a comerla…?”, mi respuesta inmediata

-No me la como

“No, no, no… no puedes hacer eso, estás obligado a aceptar porque el chef es tu amigo y está emocionado de que pruebes su platillo estrella, no puedes decirle que no ¿Qué harías?”

Si mi respuesta no significa la rendición incondicional a su pregunta, cualquier comentario que intente en mi defensa, no tiene ni la mínima esperanza de librar su afán de calificarlo de imposible.

Mi hija parece preferir la hora de la comida, entre la sopa y el plato fuerte, para practicar esta extraña afición de fabricar en mi, la respuesta que quiere escuchar.

La situación supuesta está gobernada por la intransigencia, Andy no permite el menor indicio de atenuantes al tiempo que por lo absurdo, nos provoca risa.

Hasta en los mínimos detalles pudiera estar el máximo aprendizaje.

Al restar rigor a lo imposible y sumar cercanía a lo probable, la situación supuesta se convierte, en deseo y después en objetivo.

Quiero pensar que estoy ante el hallazgo de un proceso que permite a cada quien realizar lo que le dé la gana.

Cuando emprendo el ejercicio de crear estos artículos, busco sentir la satisfacción de escribir lo que me da gusto leer y a la vez sentir la satisfacción de leer lo que me da gusto escribir.

En automático percibo que si me gusta lo que leo, a alguien más también le gustará.

Si se trata de generar gusto con lo que escribo -y aquí retomo los planteamientos juguetones de mi hija- me pregunto, que pediría al genio de la lámpara que me propusiera conceder lo que sea, si y solo sí, mi deseo está relacionado con la escritura.

Después de pensarlo un rato, no tengo duda, pediría contagiar a quien me lea de un deseo irrefrenable de seguir leyendo.

Sorpresas te da la vida.

En la sección de comentarios de esta página, apareció hace poco un mensaje que reproduzco sin revelar el nombre de quien lo envió.

“No soy muy buena lectora, pero de un par de meses hacia este momento al leerlo me contagia leer. Gracias por el legado.”

Vivir de lo que se escribe, es una realidad de unos cuantos y muchos mantenemos como un ideal a conseguir.

La inequidad entre los que lo han logrado y los que lo desean, supone la mayúscula dificultad del objetivo.

Sin embargo, imagino que si entre 400 millones de hispanoparlantes, al menos, un millón opina lo mismo que quien envió el providencial mensaje, tendría entonces la agradable posibilidad de vivir extraordinariamente bien a condición de dar gusto mediante mi escritura.

Nada mal esto de poner en práctica los supuestos aparentemente imposibles..

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Autor: Miguel de la Cruz

Miguel de la Cruz, el único periodista de cultura con una trayectoria de más de 30 años en televisión. Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana y colaborador de Canal Once desde diciembre de 1989 hasta la fecha. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por parte de la Universidad Autónoma de Yucatán y la plataforma de periodistas culturales Manos libres en el marco de la Filey y el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Universidad de Guadalajara en la Feria Internacional del Libro de esa ciudad.

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8 Comentarios

  1. “…poner en práctica los supuestos aparentemente imposibles.”

    ¡ESO ES!

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  2. Una bella adolescente que invita a disfrutar al papá de la poderosa sensación que nos regala a través de su escritura.

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  3. El arte de escribir es único, espontáneo va más allá de nuestro Otro Yo, es lo más honesto cuando sentimos “ésta necesidad de comunicar-expresar”, todo aquello que pertenece a nuestro entorno.
    Por otro lado, leer, indagar y reflexionar esta en cada uno de nosotros, reitero vivimos en un mundo TAN COMPLEJO que todos los días se aprende.

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  4. Me queda claro que la adolescente conoce las capacidades de su papá de saberle responder. Un ejercicio imperceptible que lo obliga a analizar y buscar la respuesta más adecuado ante ese cierre de opción. Esa adolescente está orgullosa de su padre. Ese padre escribe que a muchos dan ganas de leer y que el deseo entre la que agradece y quien deseó sus escritos gustarán marcan la intersección que es necesario escribir más!!!

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  5. “Cuando emprendo el ejercicio de crear estos artículos, busco sentir la satisfacción de escribir lo que me da gusto leer y a la vez sentir la satisfacción de leer lo que me da gusto escribir.” Quedé fascinada, gracias por compartir.

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  6. La decisiones siempre nos hacen reflexionar, las limitantes son las que nos hacen razonar, buen provecho.

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