La necesidad de libertad

Como sucede en la historia de las cosas más antiguas, el dato fidedigno es un grano de diamante en un mundo de arena.

¿Cuando hubo la primera prisión?

Los datos arrojan referencias del siglo XV en Inglaterra con la creación de casas correccionales de estancia temporal.

Sin contundencia sobre la verdad rotunda, lo que más destaca es que, en el mundo, el máximo castigo, por lo menos ahora mismo y de mucho tiempo atrás, es la privación de la libertad.

Seguramente, con el devenir del tiempo la gente pensante, cuestionó si la simple privación de la libertad solucionaría de raíz conductas inadecuadas, obvio es suponer que no.

La advertencia de la privación de la libertad en caso de infringir el orden establecido, intimida, aunque no elimina en todos la intención.

Sin embargo, no hay duda, eliminar la libertad de entre los privilegios del ser humano, es el gran castigo.

Y si alguien lo duda, tan solo hay que mirar la reacción de la gente en varias partes del mundo, después de acatar el encierro para protegerse del ataque del coronavitus.

En cuanto las autoridades dieron luz verde para salir de las casas, una parte de la consciencia se quedó en el hogar o escapó por la primera rendija abierta.

Varias playas de Estados Unidos parecían convocar para ser las más concurridas. En Madrid, el llamado a la sana distancia, se desvaneció sin que nadie se acordara de su existencia, desbordando cafés codo a codo y el Centro Histórico de la Ciudad de México hubo de cerrar de nuevo, la peatonal calle de Madero, ante la tumultuosa presencia de tantos, cual revuelta social.

Es decir, que la privación de la libertad genera un estado de ánimo inundado de ansiedad por eliminar las barreras que limitan el uso del espacio sin importar si en ese intento la vida se va.

El dominio sobre la capacidad de decidir con base en la clara visualización de las prioridades para mantenerse vivo es disminuido, casi hasta su inexistencia. Todo a razón de impedir la libertad.

Es un hecho que cada ser confirma que es y está, si de manera libre usa su entorno.

Sin el menor atisbo de exageración, todos sin libertad han de llegar a coincidir con la sabiduría elemental del compositor que dijo: La vida no vale nada.

Visto con frialdad, para cada quien, vale más sentirse vivo al confirmar que puede decidir, ser y estar, donde quiera, como quiera y sobre todo cuando quiera.

Es una cuestión de dominio sobre el tiempo y el espacio. Satisface saberse dominador de los metros y las horas al confirmar de esta manera que Es y Está. El profundo placer de confirmar estar y ser vivo, sobre todo por sentirse como tal.

Como nunca, ahora, expuesto el verdadero fin del ser humano, antes de ser vivo, sentir que lo está.

Claro, hay excepciones y atenuantes pero al ver esas playas estadounidenses atiborradas, al igual que los cafés madrileños y las calles del centro histórico de la ciudad de México, la tendencia es que en algún momento todos estemos ahí, aun sabiendo de la posibilidad de la huida de la vida en el trayecto.

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Autor: Miguel de la Cruz

Miguel de la Cruz, el único periodista de cultura con una trayectoria de más de 30 años en televisión. Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana y colaborador de Canal Once desde diciembre de 1989 hasta la fecha. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por parte de la Universidad Autónoma de Yucatán y la plataforma de periodistas culturales Manos libres en el marco de la Filey y el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Universidad de Guadalajara en la Feria Internacional del Libro de esa ciudad.

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10 Comentarios

  1. Ojalá entendiéramos ser libre no es hacer todo lo que deseamos , sino elegir y hacernos responsables de la elección.

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  2. La libertad es un bien preciado para todo ser humano y considero que ahora más que nunca ha sido un reto seguir siendo libres y a la vez estar encerrados y limitados debido a la pandemia. Quizás es momento de explorar otras formas de ser libres…la creatividad, el arte y la cultura podrían ser una buena opción.

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  3. Me gusta esta reflexión.
    La vida sin libertad es triste.
    Saludos.

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  4. La libertad es un derecho humano básico, en tiempos actuales en la convivencia con el COVID19, la ejercen quienes no conocen su propia humanidad en el otro,por ello vemos las conductas y comportamientos ajenos a favorecer el bién social.

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  5. Y también como decía Erich Fromm, el miedo a la libertad suele acompañar también a quienes tienen la confusión de estar o ser libres, no saber qué hacer con ella, quienes la sufren como soledad. Te mando un abrazo enorme queridísimo Miguel

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  6. Felicidades por esta columna.

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