La importancia que le damos a algo, transita en medio del trayecto entre costo y beneficio. La promesa de beneficio sin costo, parece romper el encanto y despoja de atractivo lo que está disponible sin pago alguno.
Algunas formas de gobierno a veces apuestan por ofrecer contenidos artísticos y culturales, gratis.
A primera vista se expone un gesto justo hacia quien no tiene para pagar un boleto, aun si es módico su precio.
Sin embargo, quizá muchos adoptan la idea de que aquello que se ofrece como obsequio, incluso, a muchos, carece de valor.
Tantos lo tienen que nadie lo codicia. Y si nadie codicia algo es señal de que a nadie le importa ¿Quién quiere algo que nadie desea?
En las convocatorias que los medios de comunicación abren al público para obtener: boletos, tazas, playeras o libros, hay una regla no escrita, 30 0 40% de los que ganaron algo, nunca lo recogen.
Ahora mismo, 90% de lo más reciente anunciado en esta página es de acceso libre y he de decir que este periodo registra el menor número de visitantes de los últimos meses.
Quizá estamos ante un ejercicio que pone a prueba la capacidad de cada quien de entender quien es, que quiere y hacia donde va.
Las actividades de una cartelera como la que en este sitio se incluye, a final de cuentas, contribuye a que cada quien sea lo que quiere ser y haga lo que quiere hacer.
Los contenidos de las actividades expuestas ofrecen la posibilidad de satisfacer la necesidad de emocionarse y/o de pensar y la variedad de temas habrá de auxiliar al público a aprender o reflexionar sobre asuntos que contribuirán a que cada quien sea, haga y esté bien.
Si alguno basa el valor de lo que aquí se difunde en función de lo que cuesta, mas de una vez se quedará sin disfrutar el beneficio de contenidos afines a su quehacer y su persona
No todo lo que brilla es oro y nada como el oro tiene el mismo valor para todos.
11 mayo, 2019
Confieso que a pesar de seguir su trabajo desde que era un chaval como a los 14 años, si llegué aquí alguna vez fue porque estaban regalando un libro y después algún boleto para Eliades Ochoa, por desgracia corrí con mala suerte y cuando fui a recoger el libro no lo tenían, y cuando me llegó la notificación de que había ganado el boleto, creo que faltaban como dos horas para el concierto y pues ni estaba al tanto del correo. Pero fuera de la mala fortuna, es cierto, la gente no suele apreciar lo que se regala, son pocos los que aprecian la cultura ya sea pagada o no. Suelen ser más críticos quienes pagan con ella y suelen tener un corazón más entregado a quienes se les da sin mediar nada a cambio. En estos tiempos en que el gobierno le está pegando durísimo a la cultura con su olvido y su retraso de pagos, es menester recordarles que nadie como el sector cultural los apoyó tan fuerte por tener lo que hoy tienen. Es probable que ese apoyo se vaya pronto. Mientras tanto es menester disfrutar lo que la cultura tenga para darnos, para engrandecernos, para criticarnos, para hacernos mejores personas. Saludos, master.
9 mayo, 2019
El hacer, sentir y pensar debiera ser en orden inverso; tal como el aprecio de toda manifestación artística y cultural, basada en la sensación, la internalización y la asimilación de los procesos de socialización que de ella derivan; sin embargo, el contexto mercantilista ha modificado la predisposición y la reacción ante la cultura; por ende, aprecio en todo cuanto compete a la esencia y existencia de su trayectoria en el periodismo cultural; misma que trasciende las funciones de una institución de educación superior, como la investigación, la difusión y la docencia.
9 mayo, 2019
Agradezco infinitamente su lectura y sus comentarios, es estimulante saber que un tema como este mueve el festín de las ideas.