Fácil no es, saber de alguien, vivo o muerto, que haya inventado un término, luego aceptado por todo mundo.

Pues bien, estamos ante un alguien así que existió durante 53 años a partir del 1600, francés de sólida formación humanística y filosófica desde la infancia y juventud con estudios de medicina, nada superficial esto último, ya que llegó a ser médico de Luis XIII.

A este personaje de nombre Grabriel Naudé se debe la palabra: Bibliografía, 5 sílabas que describieron una labor exacta de la que fue creador, es decir, mostró un conjunto de libros que contenían el pensamiento político desde Sócrates hasta Maquiavelo.

Hechos y no retórica, dieron validez para siempre a la palabra en cuestión.

Este personaje creó en París la biblioteca pública más antigua de Francia, se trata de la Mazarino abierta al público en 1643, tan solo 3 años antes de la apertura de la primera biblioteca pública de América, la Palafoxiana en Puebla.

Gabriel Naudé, por lo visto, fue hombre inquieto sobre todo a partir del intelecto, interesado por el tema de la magia y autor del primer manual de bibliotecario.

Viene a cuento este personaje a propósito del Día Nacional del Bibliotecario, establecido en México desde el 2004 por iniciativa de la Cámara de Senadores.

Gabriel Naudé hubo de tener profundo interés por los libros para hacer tanto por ellos, lo cual supone en su historial una obvia capacidad lectora.

Sea pues misión nueva, descubrir ese otro alguien, apasionado por los libros que haya llevado a cabo labores magnas en función de facilitar el dominio de la técnica de la lectura, porque una cosa es promover la disposición accesible de los libros y otra que los potenciales lectores de verdad logren serlo.

Habrá que buscar.