migueldelacruzcultura Plácido Domingo 55

placido dSin alcanzar a deslizarse más de un par de centímetros abajo de su ojo derecho, brilló una lágrima al tiempo que sus facciones ofrecían una sonrisa con ciertos matices de aflicción, en realidad era un rostro raptado por la emoción ante el extenso aplauso que el público le brindó de pie, aún antes de comenzar a cantar.

Plácido Domingo, así piso el escenario del Auditorio Nacional por novena ocasión, lejos estaba el año de 1962 cuando por primera vez se presentó en este recinto. Ahora, el entorno era otro, con una cauda de experiencias y el gran cartel que lo sitúa entre los más grandes tenores que ha habido en el mundo, llegó aquí para celebrar medio siglo y un lustro de trayectoria.

Un aria de Macbeth de Verdi, lo primero que interpretó. A su espalda agitaba enérgico las manos Eugene Kohn, su director de cabecera, para conducir el ritmo y los sonidos de la Orquesta Sinfónica de Minería.

Tan solo en septiembre se había visto a la soprano mexicana María Katzarava y a Plácido Domingo compartiendo escenario, durante el concierto conmemorativo de las víctimas de los sismos del 85 en Tlatelolco y en el que el tenor fungió como director huésped de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. Ahora nuevamente la cantante hizo gala de su voz para participar en este concierto celebratorio.

Las puertas del Auditorio se han abierto para las grandes voces del bell canto, Jaime Camarena, Fernando de la Mora, Ramón Vargas y Plácido Domingo, cierto, ha faltado Rolando Villazón y quizá con algúna actuación resonante, se abra el camino a la presencia de Arturo Chacón.

No estaba en el programa, sin embargo, llegó el mariachi y mientras ponía a tono el entusiasmo del público con su música, Plácido Domingo se tomo su tiempo para enfundarse un impecable traje de mariachi.

Se suman ya incontables presentaciones del tenor en México, en Tampico, Zacatecas, Chichén Itzá, Veracruz, Acapulco y el Ángel de la Independencia, por mencionar algunas. Queda pendiente la promesa de regresar a la Plaza de las Tres Culturas para cantar, no un réquiem, sino composiciones alegres.

La vida y el quehacer artístico de Plácido Domingo ha estado unido a México en las buenas y en las malas, de ahí el efusivo reconocimiento del público. En la plenitud de su carrera tras los sismos del 85 se sumó a la gente que levantaba escombros con el fin de participar en el rescate de víctimas, entre las que estaban sus familiares que vivían en el edificio Nuevo León.

En una conferencia de prensa en Acapulco, Plácido Domingo mencionaba que en algún momento pensó que a la edad que tenía quizá tuviera que bajar el ritmo, sin embargo, su voz ha respondido a las exigencias de los grandes teatros y sus producciones y con el gusto de hacer continúa.

Un concierto digno ante unas 7 mil personas para celebrar vivir cantando durante 55 años.

 

 

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Autor: Miguel de la Cruz

Miguel de la Cruz, el único periodista de cultura con una trayectoria de más de 30 años en televisión. Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana y colaborador de Canal Once desde diciembre de 1989 hasta la fecha. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por parte de la Universidad Autónoma de Yucatán y la plataforma de periodistas culturales Manos libres en el marco de la Filey y el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Universidad de Guadalajara en la Feria Internacional del Libro de esa ciudad.

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