¿Quién inventó la lectura?

Bárbara ocurrencia…

A internet lancé la pregunta

¿Quién inventó la lectura?

Y escribo “bárbara ocurrencia” porque Internet si no lo sabe, lo inventa o al menos, parece que así lo hiciera.

“Sabio” del mundo de nuestros días por aportaciones de todo mundo.

La pregunta surge con el válido respaldo de la duda.

¿Quién inventó la lectura?

Habrá inventores que dedicaron años de su vida a diseñar algo para resolver algo.

¿Quién dedicó años de su vida a inventar la lectura?

La lógica y no internet, ayuda a deducir una respuesta confiable respecto de la lectura, ante la volatilidad de las señas hechas con las manos y de los sonidos hechos con la voz, debió surgir la necesidad de capturar las expresiones.

La posibilidad de que lo que dijo alguien se pueda revisar, reinterpretar, repensar, refrescar.

Seguro nadie puso en duda que la memoria tiene sus límites y no es un saber compartido, lo que recuerda uno no tiene porqué ser lo mismo que recuerden otros, además, hasta el más memorioso, en algún momento, en lugar de recordar, imagina.

El que asume que recuerda bien, puede contar con la duda de todos ¿Y quien podría determinar cual es la verdad?

Quien sea que haya inventado la lectura, empezó por la escritura a fin de conservar lo que requerimos recordar y su invento solo se podría usar si se aprende a leer, el que escribe, lee y el que lee escribe.

Mantener y difundir mensajes útiles para vivir, tuvo que ser, si no el único motivo para inventar la escritura y la lectura, sería de los principales.

¿Qué trance tuvo que suceder para comprender que el significado de las expresiones podrían domesticarse?

La resolución fue hacer existir unos signos con cierto grado de permanencia, como una promesa de apresar los mensajes, eliminar su libertad y extender su existencia.

No fue fácil aprender a leer y escribir. Labor de sabios, cuya naturaleza discriminatoria tiene secuelas hasta nuestros días.

Aquellas personas que no se visualizan así mismas como entes capaces de descifrar mensajes escritos, son los primeros en descalificarse como lectores, actitud de alta tendencia.

Leer no tiene la naturaleza de ver u oír, para entender lo que se lee, se requiere aprender y dominar una técnica, en un principio eran pocos muy pocos los que sabían leer, actividad-privilegio de unos cuantos.

La domesticación abecedárica no es habilidad que se de en maceta, requiere disposición, idea, tiempo, practica, afán de perfeccionamiento y después de eso, a casi nadie le queda entre sus objetivos difundir las bondades del dominio sobre las letras escritas o bien, suponen que todos las dominan igual.

Nada más falso que eso, leer es como generar una huella dactilar, cada forma de leer será, cuando mucho, similar pero nunca idéntica.

La nobleza de la lectura es que se trata de un ejercicio mental que no se siente y sin embargo, aunque no se quiera, modifica.

Un método para introducir ideas, imágenes, juego de letras en el pensamiento, posibilidad de emociones distintas, nadie ha de ser lo mismo después de consumir así palabras.

Aquél que lo haga con ahínco, quizá, además de estar y ser consciente de esa condición, tendrá la actitud para aprovecharla y visualizar como meta segura y cercana, un gozo por el beneficio de leer, quién está en las antípodas ni siquiera se propondrá seguir leyendo.

Entre placer, leer y ser burgués, hay rutas probablemente indescifrables.

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Autor: Miguel de la Cruz

Miguel de la Cruz, el único periodista de cultura con una trayectoria de más de 33 años en televisión. Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana y colaborador de Canal Once desde diciembre de 1989 hasta la fecha. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por parte de la Universidad Autónoma de Yucatán y la plataforma de periodistas culturales Manos libres en el marco de la Filey y el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Universidad de Guadalajara en la Feria Internacional del Libro de esa ciudad.

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15 Comentarios

  1. Magnífico texto, Miguel, muy puntual y específico, gracias por compartirlo. Es una mini reflexión sobre la posibilidad humana del pensamiento abstracto.

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  2. Leer por placer , un acto para nutrirse y comentarse desde niños, un gran regalo de saber .

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  3. Leer es un bello soliloquio que da como resultado un gran capital , si leo escribo,si escribo leo, seguramente quien inició la lectura sin reconocer el acto lector porque no sabía leer despertó en los sentidos un placer,así como la propuesta del artículo, a que no te resistes abrir aquí, seguramente también fue irresistible sentir antes de descubrir el significado de leer.
    El placer por leer se ha ido conquistando , se le ha agregado ingredientes más sofisticados que sin duda alguna también seremos como quienes iniciaron, ¿ acaso no se cuestionaran en el futuro nuestra forma burguesa de leer aún sabiendo leer?
    Hoy solo se, que no resistí abrir el artículo por el placer aprendido que ha dejado en mi el acto de leer.

    Saludos Miguel, buen artículo, gracias.

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  4. Gracias Miguel por compartir. Te seguimos debiendo mucho por tu talento

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  5. Muy interesante reflexión, gracias por compartir.

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  6. Mi estimado Miguel un placer leerte y es cierto no se siente en cambio se despiertan y afinan todos los sentidos en cada idea de tu palabra escrita . Gracias

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      • Magnífico texto para reflexionar.

        “Nada más falso que eso, leer es como generar una huella dactilar, cada forma de leer será, cuando mucho, similar pero nunca idéntica”.

        Gracias Miguel seguro será un ejercicio para tenernos a pensar: si leo escribo y si escribo leo.

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  7. Gracias por compartir éste texto. Deja sin duda una grato placer.

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