Pelé: El rey de la armonía

El 23 de octubre de 1940 en un municipio brasileño de menos de 100 mil habitantes, nació un hombre que viviría más de 29 mil 900 días, dueño de una habilidad extraordinaria que lo dio a conocer al mundo.

La imaginaria intención de que las letras contribuyeran a conducirlo hacia una actividad grandiosa, hicieron decidir a sus padres nombrarlo Edison.

El escriba del registro civil por error suprimió la única “i” del nombre que refería al inventor Tomás Alva y aquel niño desde entonces respondió al llamado de una “E” frenada por la fuerza de una “d” y liberada por la suavidad de una “s” que antecedía el sonido de una “o” para concluir con una determinante “n”.

Edson

Pronunciar su nombre tiene ritmo parecido al que impone la patada a un balón que termina en gol.

Sin embargo, con más frecuencia se referían a él por su sobrenombre, procedente de un mal entendido.

De niño Edson idolatraba al portero de un equipo local, José Lino da Conceição Faustino “Bilé”, cada que al jugar Edson lo emulaba en sus incipientes hazañas futbolísticas, pronunciaba este apodo que los demás niños entendieron como “Pelé” y así quedó para todos y para siempre.

Una actividad sencilla construyó el perfil magnánimo de “Pelé” que desde niño fincó los cimientos de su vida.

En 1950, Edson vivió una situación contraria a la lógica habitual, tenía 9 años y ante una situación triste, lejos de recibir el reconfortante consuelo adulto, se enfrentó al dolor de ver por primera vez, a su padre llorar.

Había sucedido una de las peores tragedias para el entusiasmo de su país, en el monumental estadio de Maracaná, Brasil perdió ante Uruguay, la final del Mundial de futbol.

Infancia es destino, Edson mostró grandeza de corazón y cual redentor de la alegría. ofreció revertir la adversidad dolorosa de su progenitor con la promesa de ganar un mundial.

La promesa se hizo consigna que cumplió con creces, Edson Arantes Do Nascimento, único futbolista, hasta ahora, que ha ganado tres mundiales de futbol.

Sin embargo, su presencia en este mundo representa más de lo que aparenta.

El imaginario general lo concibe como el máximo exponente del futbol que con sus gambetas mostró el dominio absoluto del balón, lo que se tradujo en la anotación de mas de mil goles en alrededor de mil partidos y la obtención de 29 campeonatos.

La victoriosa trayectoria carecería del atractivo gigantesco si su especialidad hubiera sido la medicina, la arquitectura o el ping pong.

El futbol concede la posibilidad de experimentar emoción intensa por medio de la habilidad ajena, presenciar de cerca o a la distancia la danza de pies para poseer el balón, genera efectos emotivos en una persona o una multitud ante la secuencia de movimientos regidos por la sorpresa y sobre todo la armonía, eso que el género humano, quizá sin saberlo, busca siempre: la armonía.

Movimientos espontáneos que parecen hechos a la medida de la emoción humana.

La armonía es condición de vida que satisface la impostergable necesidad de emocionarse.

Todo lo que emprenden las personas lleva el signo de lo armónico, un tránsito equilibrado entre acciones contrarias para pasar de arriba a abajo, de izquierda a derecha, de adelante para atrás, del día a la noche, del ruido al silencio, de la luz a la oscuridad, del hambre a la saciedad, de la risa al llanto, de la calma a la angustia, del cansancio al descanso, del principio al fin y viceversa.

Las emociones inyectan entusiasmo o aflicción al género humano, en cualquier caso hacen sentir el gusto o sinsabor de la vida.

Sentir Bien-Estar o Mal-Estar es un llamado emocional que confirma al ser que está vivo, enterarse de esto es condición tan indispensable para vivir como el aire, el alimento o el sueño.

Y emoción es lo que proporcionó Pelé, lo hizo como nunca y como nadie, constructor de la armonía que lindaba lo perfecto hasta convertirse en la inevitable alegría del gol.

El trabajo excelso del futbolista se caracteriza por ejecutar a voluntad con el balón, acciones sorpresivas que equilibra con ritmo, velocidad y lentitud, avance y retroceso, a fin de lograr pases exactos y sobre todo el gol.

Este 29 de diciembre Edson Arantes do Nascimento “Pel´e” a los 82 años dejó de respirar, sin embargo, tiempo antes había conseguido la posteridad al hacer de su vida un acto emocionalmente inolvidable.

Tantas emociones dio “Pelé” al mundo que quizá la vida le concedió nunca sentir la tenebrosa orfandad materna.

La mujer que lo llevó en su vientre tiene un siglo de vida, frente a su casa pasó el cortejo fúnebre con los restos de su hijo que parece compartirle parte de su inmortalidad.

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Autor: Miguel de la Cruz

Miguel de la Cruz, el único periodista de cultura con una trayectoria de más de 33 años en televisión. Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana y colaborador de Canal Once desde diciembre de 1989 hasta la fecha. Recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por parte de la Universidad Autónoma de Yucatán y la plataforma de periodistas culturales Manos libres en el marco de la Filey y el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Universidad de Guadalajara en la Feria Internacional del Libro de esa ciudad.

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2 Comentarios

  1. Hermosa semblanza. Gracias.

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